sábado, 17 de noviembre de 2012
Montserrat es uno de esos peñascos caribeños que el Reino Unido mantiene como Territorio de Ultramar tras colonizarlo allá por el siglo diecisiete. Es una isla verdaderamente minúscula, con apenas cien kilómetros cuadrados de superficie y tan sólo cinco mil habitantes, que forma parte de la exigua lista de la ONU de territorios por descolonizar. Su capital de jure es Plymouth, aunque hace década y media que nadie vive allí. En Plymouth sólo quedan cenizas y escombros de lo que un día fue una ciudad de varios miles de personas, que vieron como casi de la noche a la mañana su pequeño mundo quedaba completamente arrasado. Plymouth hoy sólo existe en la memoria de los que la conocieron, y la ciudad y sus alrededores son un páramo inhabitable.
Además de gran parte de la capital, una veintena de asentamientos fueron abandonados y cubiertos por la ceniza y el lodo. En una isla tan pequeña la falta de alojamiento se notó en seguida y casi dos tercios de la población de 13.000 personas abandonaron el lugar. El Soufriere continuó con su actividad y en 1997 un alud de escombros y ceniza mató a 19 personas en lo que quedaba en pie de Plymouth, que fue abandonada por completo. Lo poco que todavía no había sido derruido o calcinado fue enterrado por una capa de escombros y cenizas de casi dos metros de alto. Plymouth, como una Pompeya contemporánea, había sucumbido al volcán
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